domingo, 5 de abril de 2009

La lengua que se jacta, adula y exagera 4/6


La Viña del Señor

05-04-09

Propósito: Ético Pastoral

Base Bíblica: Filipenses 2:3

Asunto: Lengua

Tema: La lengua y el yo

Proposición:

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LO QUE HABLA EL MI QUE SE INTERESA EN MI


Introducción.-

  • Todos tenemos un yo, que es la parte de mí que se interesa en mí, es la parte interna nuestra que necesita reconocimiento y satisfacción, es una de las fuerzas más poderosas que dirigen nuestro ser. No es extraño, entonces, que aparezca en nuestras bocas.

  • Los hombres y las mujeres lo exhiben.

  • El yo necesita de un agente que lo controle, pero lo necesitamos para funcionar. El agente controlador está conformado por la Palabra de Dios y el Espíritu Santo. No debemos permitir al yo vagar sin control, nos meterá en toda clase de problemas, parte de esos problemas y conflictos se originan en nuestras bocas. Hoy vamos a identificar por lo menos tres pecados de la lengua en nuestro desenfrenado ego.


  1. La Jactancia.-

  • La jactancia es un pasatiempo social relativamente popular.

  • Se conoce al jactancioso porque hace que la conversación gire alrededor de sí mismo, y de sus logros.

  • Puede parecer inocente, pero no lo es. No es necesario alabarnos a nosotros mismos, el verdadero propósito es dar gloria a Dios (I Corintios 6:20). La jactancia es un suicidio social.

  • Los que se jactan pueden ser descritos de tres formas:

  1. Los engreídos (Filipenses 2:3) Vanagloria, proviene de dos palabras griegas que significan gloria y vacío. Es la promoción de nuestra nulidad, la exaltación de lo vacío. No importa cuan grande sea mi cero, aún es un cero.

  • Jactarse de sí mismo es prolongar mi carencia y eso es vanagloria. Mi vida, mis obras y lo que soy, únicamente tienen significado en y por medio de Cristo.

  • Para jactarnos necesitamos la lengua, necesitamos hablar, aquí radica entonces otra enseñanza sobre cómo utilizar bien la lengua y cada una de nuestras palabras. Ejemplo: Cuando te dan dinero de más y lo regresas, le das la gloria a Dios, no es para jactarte, lo haces porque él cambio tu vida.

  1. El delirio de charlatán.- Santiago 4:13-16

  • El “jactáis” que utiliza Santiago literalmente significa “charlatán que delira”.

  • El charlatán se jacta de cosas que no puede controlar y promete más de lo que puede hacer

  • El versículo 15 coloca a Dios como verdadero gobernante de todos los asuntos de nuestra vida.

  • Si nos jactamos de nuestras habilidades, hablamos como si El no existiera.

  1. Los ladrones de la gloria de Dios; es una de las más bajas desviaciones del yo, es tomar el crédito que le pertenece a otro. Dar a cada quien el crédito que le pertenece refleja un principio básico de nuestra manera de hablar.

  • Salmo 106:33 dice que Moisés “… habló precipitadamente con sus labios”.

  • Una encuesta en Los EE.UU. muestra que el 95% dice “que aceptar el reconocimiento por el trabajo de otro” no es ético. ¿Cuál será la opinión de Dios sobre este tema?

  • En Hechos 12:23; vemos como Herodes aceptó las alabanzas de los hombres que lo aclamaban como a Dios y por eso muere.

  • Dios hizo todo lo necesario para salvarnos. Si nosotros hubiésemos hecho algo, seguramente estaríamos jactándonos, ¡qué sabio es Dios! (Efesios 2:9).

  • No es sorprendente cuando la Palabra de Dios menciona las características de los impíos, con frecuencia los jactanciosos se encuentran en la lista (Romanos 1:30; II Timoteo 3:2).

  • Si tenemos que gloriarnos de algo, que sea de Dios. Bendeciré a Jehová en todo tiempo. Esta jactancia en dios es recta y un estímulo para otros. Cuando nos jactamos de nosotros mismos lastimamos a quienes no han sido bendecidos tanto como nosotros.

  1. La Adulación.-

  • Es la habilidad de manipular con la lengua y que sirven al yo. Es como un poder hipnótico de la lengua para seducir y conquistar.

  • Es el arte de colocar a alguien en deuda con nosotros mediante la alabanza verbal por alguna acción o virtud. Es una lisonja que se hace por interés personal para manipular a otro.

  • Existen por lo menos 4 habilidades manipuladoras, que con más frecuencia usan los aduladores:

  1. La atención. Algunos de nosotros estamos tan hambrientos de obtener la atención de otros, que usamos la adulación para lograrla.

  2. Los cumplidos. Pocos pediríamos que nos hagan un cumplido por nuestra camisa nueva, pero si por adulación del vestido de los otros logramos ponerlos en compromiso de deuda con nosotros, seguramente lo lograremos.

  3. La seducción. Una lengua aduladora puede hipnotizar a otros haciendo que caigan en toda clase de planes.

  4. La obtención de favores. Algunos piensan que pueden obtener favores de los demás, adulándolos, más no hay atajos para obtener el respeto y relaciones sólidas. El adulador destruye y daña el gran potencial del favor y del respeto.

  • Salmo 12:1-4

  • La adulación es un estilo suave y sutil de engañar, como también difícil de discernir. El engaño delicado es muy peligroso porque la mayoría de nosotros disfrutamos de la adulación.

  • Cuando buscamos utilizar o controlar a otros para nuestro beneficio, empezamos a demolerlos, se destruye el objeto de la adulación (Proverbios 29:5).

  • De manera sincera sí podemos felicitar a otros, animarlos o elogiarlos porque se lo merecen o lo necesitan. La clave está en la motivación.

  1. La Exageración.-

  • Exagerar no es otra cosa que mentir acerca de los detalles para que una información sea sensacional, interesante o manipuladora.

  • Esta manera de mentir es muy frecuente. Exageramos para captar la atención de los demás.

  • “Lo he visto destrozar un carro con sus propias manos”

  • “Te voy a reventar el palo en la cabeza aunque te bañe en sangre”… es la exageración manipuladora de una mamá airada.

  • Se busca muchas veces intimidar o humillar a aquellos con quienes estamos disgustados.

  • Ejemplo: el pescador que captura un pez de apenas 5 Kg. y dice que era de por lo menos entre 5 a más Kg. El que hace un negocio y le resulta y gana $.5,000 y le dice a su amigo que el negocio rinde poco menos de $.10,000.

  • Los vendedores enfrentan una especial tentación en esta área.

  • La verdad no se puede estirar, al intentarlo la destruimos.

  • La exageración corroe la confianza y la credibilidad, las cuales son dos pilares básicos de las relaciones exitosas y es una violación a la voluntad de Dios.

Conclusiones:

  • Si usamos el yo para servir a Dios y a los demás, en lugar de nuestros propios intereses, las palabras serán de ayuda y curación. Entonces podremos decir con el salmista: “Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, oh Jehová, roca mía, y redentor mío” (Salmo 19:14).

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